Óscar J. Martín

Estómago es una pieza dramática concebida, retocada y producida durante el año 2012. El carácter espiritual de la intención significativa del texto radica en su sinceridad, en la potencia emotiva que emana desde la experiencia física trasvasada a la experiencia psiquicoficcional. La intensa observación acumulada en el silencio, experiencia visionaria de la voz narrativa, constituye el hueco de semanticidad de cada imagen, proporcionando la fuerza que desata la tensión dramática. El camino de crecimiento planteado refleja una suerte de situaciones resbaladizas en las que el protagonista dual se desafía en una lucha de fuerzas desequilibradas. El procedimiento de articulación del texto se basa en el monólogo, de intensos parlamentos caleidoscópicos en su gran mayoría, a través del cual la voz principal se enfrenta a sí misma desde dos perspectivas distintas pertenecientes a un único sujeto. Ambas experiencias, junto a la vivencial propia del espectador, configuran tres dimensiones —objetivoficcional, subjetivoficcional y real—, conectadas mediante un canal, el dolor, en origen obstaculizador del desarrollo y finalmente regenerador del alma. Por todo ello, Estómago podría definirse como una invasión en cuatro escenas en la que se describe una metamorfosis íntima, el enfrentamiento del yo contra el yo: dos personajes encarnados en un único cuerpo se desdoblan para enfrentarse en una lucha dialéctica en la que la fuerza del mal se convierte en el impulso definitivo hacia la recuperación. El espacio como piel de la ficción, la voz como ensoñación y la luz como respiración constituyen los elementos litúrgicos que materializan el proceso de renuncia del dolor, la aceptación definitiva del pacto vital.

Del texto

Discurso unívoco a dos voces, desde el emisor al emisor, en un circuito cerrado en el que la tensión proporciona el impulso de la recuperación, el motor de la transformación.